¿Mis hobbits o sus hobbits?
He visto en librerías un par de nuevos libros sobre Tolkien. También se anuncian en la prensa conferencias sobre tal o cual aspecto de la obra de Tolkien. Los expertos en Tolkien abundan como las callampas tras la lluvia. Es Tolkien como moda, como tema de conversación social, como discusión de intelectuales que ya por repetidos comienzan a ser aburridos. ¿Pero dónde estaban todos estos expertos antes de las películas de Peter Jackson? ¿Dónde estaban en los tiempos en que para poder opinar sobre El Señor de los Anillos había que leerse las cerca de 1500 páginas de la obra? (Seamos justos, existe la excepción del crítico literario Ignacio Valente, casi una voz en el desierto, pero esa era justamente su función).
Este mismo fenómeno volverá a tener lugar a fines de este año cuando se estrene la primera película de Las Crónicas de Narnia. El León la Bruja y el Ropero va a pasar de ser un libro leído por escolares y algún que otro lector curioso, a transformarse en la novela de moda de la que todos van a hablar pero nadie va a leer porque total ya vieron la película. Aparecerán entonces los libros explicando el mundo de Narnia y se anunciarán ciclos de charlas narnianas. No está demás decir que toda la imaginería de la película pasará a ser considerada como la versión oficial de Narnia. Y cualquier visualización diferente del señor Tumnus será mirada con recelo, porque lamentablemente el cine significa la muerte de la imaginación de los futuros lectores de una obra, en este caso Narnia.
Afortunadamente mis hobbits no son los hobbits de Peter Jackson o Alan Lee, mi Aslan no va a ser el Aslan de la película de Narnia, no porque los de Jackson y Alan Lee sean malos sino porque simplemente mis hobbits y mi Aslan pudieron brotar de mi imaginación en forma natural al leer los libros. Quizás otros no van a tener esa suerte.
(Como dato anexo, Steve Hackett incluyó en su album Please Don't Touch (1978), un tema inspirado en Narnia)
Este mismo fenómeno volverá a tener lugar a fines de este año cuando se estrene la primera película de Las Crónicas de Narnia. El León la Bruja y el Ropero va a pasar de ser un libro leído por escolares y algún que otro lector curioso, a transformarse en la novela de moda de la que todos van a hablar pero nadie va a leer porque total ya vieron la película. Aparecerán entonces los libros explicando el mundo de Narnia y se anunciarán ciclos de charlas narnianas. No está demás decir que toda la imaginería de la película pasará a ser considerada como la versión oficial de Narnia. Y cualquier visualización diferente del señor Tumnus será mirada con recelo, porque lamentablemente el cine significa la muerte de la imaginación de los futuros lectores de una obra, en este caso Narnia.
Afortunadamente mis hobbits no son los hobbits de Peter Jackson o Alan Lee, mi Aslan no va a ser el Aslan de la película de Narnia, no porque los de Jackson y Alan Lee sean malos sino porque simplemente mis hobbits y mi Aslan pudieron brotar de mi imaginación en forma natural al leer los libros. Quizás otros no van a tener esa suerte.
(Como dato anexo, Steve Hackett incluyó en su album Please Don't Touch (1978), un tema inspirado en Narnia)
Labels: polémicas
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