Von Bek
Yo era el Capitán Ulrich Von Bek y tenía fama de ser afortunado.
Perdí muy pronto la inocencia, pues, ante todo, no soy un estúpido.
Por mi parte, no concedía valor más que a mi propia vida, y no confiaba en nadie más que en mí mismo para conservarla.
Palabras del capitán mercenario Von Bek, narrador y protagonista del libro de Michael Moorcock, El Perro de la Guerra y el Dolor del Mundo. Este es un libro que impresiona por el tono en que está escrito, oscuro, ambiguo, áspero y a la vez luminoso y claro.
Durante la Guerra de los Treinta Años, el capitán Von Bek decide desertar del ejército del Conde Tilly, victorioso tras la caída y saqueo de Maguncia. La victoria misma ha resultado un desastre (la ciudad y la comarca completa han sido arrasadas, la población pasada a cuchillo) y es muy probable que el ejército de Tilly sin tener una fuente de avituallamiento local no se sostenga por mucho tiempo. De ahí la prudente escapada de Von Bek. Pero sin saberlo el desertor Von Bek en realidad ha sido convocado por el mismísimo Lucifer que, en un castillo atemporal, le encarga que cual Galahad sea su campeón en la búsqueda del Grial, para así una vez encontrado éste lograr nada menos que el perdón de Dios. Esa es la anécdota de esta novela que, a mi parecer trasciende el género de la fantasía para transformarse en algo más profundo.
Las aventuras de Von Bek no son una simple suma de episodios de capa y espada o de los buenos contra los malos, sino que en el fondo es un estudio sobre los fines, y los medios para conseguir esos fines. Moorcock explora los recovecos del alma humana con perturbadora claroscuridad, y siguiendo los pasos de maestros como Machiavelo y el Bosco nos muestra que el hombre es tan sólo una criatura en este mundo, pero que sin embargo se las arregla para sobrevivir.
Un libro para leerlo tres veces.
Perdí muy pronto la inocencia, pues, ante todo, no soy un estúpido.
Por mi parte, no concedía valor más que a mi propia vida, y no confiaba en nadie más que en mí mismo para conservarla.
Palabras del capitán mercenario Von Bek, narrador y protagonista del libro de Michael Moorcock, El Perro de la Guerra y el Dolor del Mundo. Este es un libro que impresiona por el tono en que está escrito, oscuro, ambiguo, áspero y a la vez luminoso y claro.
Durante la Guerra de los Treinta Años, el capitán Von Bek decide desertar del ejército del Conde Tilly, victorioso tras la caída y saqueo de Maguncia. La victoria misma ha resultado un desastre (la ciudad y la comarca completa han sido arrasadas, la población pasada a cuchillo) y es muy probable que el ejército de Tilly sin tener una fuente de avituallamiento local no se sostenga por mucho tiempo. De ahí la prudente escapada de Von Bek. Pero sin saberlo el desertor Von Bek en realidad ha sido convocado por el mismísimo Lucifer que, en un castillo atemporal, le encarga que cual Galahad sea su campeón en la búsqueda del Grial, para así una vez encontrado éste lograr nada menos que el perdón de Dios. Esa es la anécdota de esta novela que, a mi parecer trasciende el género de la fantasía para transformarse en algo más profundo.
Las aventuras de Von Bek no son una simple suma de episodios de capa y espada o de los buenos contra los malos, sino que en el fondo es un estudio sobre los fines, y los medios para conseguir esos fines. Moorcock explora los recovecos del alma humana con perturbadora claroscuridad, y siguiendo los pasos de maestros como Machiavelo y el Bosco nos muestra que el hombre es tan sólo una criatura en este mundo, pero que sin embargo se las arregla para sobrevivir.
Un libro para leerlo tres veces.
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