Las primeras novelas gráficas europeas
Siempre es interesante que sean publicados artículos sobre el arte de los cómics en la prensa. Hoy aparece en el suplemento Artes y Letras de El Mercurio, un artículo de Javier Rojahelis que se centra en las llamadas novelas gráficas y su adaptación al cine.
La información que entrega Rojahelis sobre las distintas fuentes de la novela gráfica y las influencias cruzadas que sostiene con el cine y la literatura es muy completa, sobretodo su referencia a Persépolis de la autora iraní Marjane Satrapi. Hasta ahí todo bien, sólo hay un pequeño error en el comienzo del artículo y es un error compartido por muchos amantes del noveno arte, debido a que en Chile no manejamos bien la información de uno de los espacios más importantes del mundo del cómics, me refiero al cómics franco-belga en particular y europeo en general, cuna de grandes autores y de algunas de las más grandes revoluciones por las que ha pasado el mundo de las viñetas a través de su historia. Al revés del cómics norteamericano, históricamente tan dominado por los intereses de las editoriales y las presiones del establishment (caso censura a editora de cómics de terror EC y posterior establecimiento del código de "conducta" para cómics a comienzos de los años 1950 en Estados Unidos), el cómics europeo ha podido mantener su carácter independiente bajo la idea del cómics de autor, tal como lo dice Javier Coma en su famoso libro hoy casi inencontrable: El Ocaso de los Héroes en los Cómics de Autor (Editorial Península, 1984).
Javier Rojahelis define como creador de la primera novela gráfica a Will Eisner con su obra Contrato con Dios publicada en Estados Unidos en 1978. Pues bien, en Europa las novelas gráficas existían desde mediados de la década de los 1960, es decir más de diez años antes de Contrato con Dios, para muestra nombramos dos: la excelente saga de Paul Gillon titulada Los Náufragos del Tiempo (1964) y la que quizás es la novela gráfica más famosa hasta la fecha, La Balada del Mar Salado de Hugo Pratt, en la que hace su debut uno de los personajes más clásicos del cómics contemporáneo: el aventurero Corto Maltés.
La información que entrega Rojahelis sobre las distintas fuentes de la novela gráfica y las influencias cruzadas que sostiene con el cine y la literatura es muy completa, sobretodo su referencia a Persépolis de la autora iraní Marjane Satrapi. Hasta ahí todo bien, sólo hay un pequeño error en el comienzo del artículo y es un error compartido por muchos amantes del noveno arte, debido a que en Chile no manejamos bien la información de uno de los espacios más importantes del mundo del cómics, me refiero al cómics franco-belga en particular y europeo en general, cuna de grandes autores y de algunas de las más grandes revoluciones por las que ha pasado el mundo de las viñetas a través de su historia. Al revés del cómics norteamericano, históricamente tan dominado por los intereses de las editoriales y las presiones del establishment (caso censura a editora de cómics de terror EC y posterior establecimiento del código de "conducta" para cómics a comienzos de los años 1950 en Estados Unidos), el cómics europeo ha podido mantener su carácter independiente bajo la idea del cómics de autor, tal como lo dice Javier Coma en su famoso libro hoy casi inencontrable: El Ocaso de los Héroes en los Cómics de Autor (Editorial Península, 1984).
Javier Rojahelis define como creador de la primera novela gráfica a Will Eisner con su obra Contrato con Dios publicada en Estados Unidos en 1978. Pues bien, en Europa las novelas gráficas existían desde mediados de la década de los 1960, es decir más de diez años antes de Contrato con Dios, para muestra nombramos dos: la excelente saga de Paul Gillon titulada Los Náufragos del Tiempo (1964) y la que quizás es la novela gráfica más famosa hasta la fecha, La Balada del Mar Salado de Hugo Pratt, en la que hace su debut uno de los personajes más clásicos del cómics contemporáneo: el aventurero Corto Maltés.
posted by backpacker at
12:45 PM
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