La Historia de Emily, Victoria y Víctor
Ayer ví la película de Tim Burton, El Cadáver de la Novia. Una historia de amor de ultratumba contada de una manera exquisita. Me recordó algunos de los cuartetos del Rubaiyat del gran Omar Khayyam:
XLV
En voz baja dijo la arcilla
al alfarero que la amasaba:
¡No olvides que alguna vez fui como tú.
No me maltrates!
XLIX
Acaso brotan de los labios yertos de una mujer
las raíces del narciso tembloroso al borde del arroyo.
¡Roza con pie leve el césped que hunden tus pasos!
Quizás nació de las cenizas de hermosos rostros donde triunfó el brillo de rojos tulipanes.
CXIII
En una taberna pedí a un viejo discreto
noticias de los que partieron.
"No volverán, es todo lo que sé.
¡Bebe vino!", me respondió.
XLV
En voz baja dijo la arcilla
al alfarero que la amasaba:
¡No olvides que alguna vez fui como tú.
No me maltrates!
XLIX
Acaso brotan de los labios yertos de una mujer
las raíces del narciso tembloroso al borde del arroyo.
¡Roza con pie leve el césped que hunden tus pasos!
Quizás nació de las cenizas de hermosos rostros donde triunfó el brillo de rojos tulipanes.
CXIII
En una taberna pedí a un viejo discreto
noticias de los que partieron.
"No volverán, es todo lo que sé.
¡Bebe vino!", me respondió.
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